Aún se mantiene en ciertas zonas del Pirineo y del
Maestrazgo.
Es una leyenda corta que habla acerca de un decapitado
misterioso, que buscaba su cabeza en las noches más oscuras cerca de los
pueblos y aldeas aisladas. Puede que alguna vez hayas oído hablar del
almogávar sin cabeza, pero ¿conoces su historia?
Dicho ser no era más
que el espíritu errante de un aventurero aragonés, que había llegado a tierras
Bizantinas con la Expedición de Roger de Flor.
Aprovechando su
regreso borracho al campamento tras una noche de juerga en el Barrio de Pera
de Constantinopla, unos mercenarios
genoveses lo pillaron a traición asesinándolo y decapitándolo, para a continuación arrojar su testa a las oscuras aguas del Bósforo.
Tras fallecer en territorio extranjero, el alma de aquel
hombre nunca pudo descansar en paz, no hasta que encontrará su cabeza.
Al parecer su alma regresó a su tierra acompañando en las
galeras a algunos de sus camaradas que retornaron al viejo reino tras una vida
de aventuras al otro extremo del mediterráneo.
En la víspera de
Noche de Ánimas es tradición que las personas comenzaran a contar cuentos de
fantasmas. Y muchos lugareños aseguran haber visto con sus propios ojos al
almogávar sin Cabeza, el cual se aparecía especialmente en esa fecha y buscaba
reemplazar la cabeza propia, cortando la de cualquier persona que se atravesara
en su camino.
Si se te cruza en el sendero puedes huir. O simplemente
darle sopicas de vino con miel mientras observas como se derrama su contenido
por el tronco de su cuello amputado. Si te considera su amigo nada has de
temer. Pero si les recuerdas en algo a aquellos caballeretes que le hicieron perder
la cabeza...corre. Que nada ha de salvarte.