viernes, 6 de septiembre de 2024
Atacantes
viernes, 5 de abril de 2024
domingo, 5 de noviembre de 2023
Cuando empeizas...
"Cuando
empiezas a matar, al cabo de un tiempo experimentas una deformación
profesional: percibes el mundo que te rodea de forma diferente, viendo en él
diversas formas de eliminar al objetivo”
Mis memorias
desde el corredor
Antony Lerma
lunes, 17 de julio de 2023
sábado, 4 de febrero de 2023
Herencia
martes, 10 de mayo de 2022
lunes, 14 de febrero de 2022
martes, 1 de febrero de 2022
Cinco años que partió mi señor Don Diego.
Cinco años que partió mi señor Don Diego.
Pasó el
tiempo y terminó aquel plazo.
Que hubo
batallas y sangre, no niego.
Y a la
tentación de la muerte negó su abrazo.
Ahora
toca retornar a la que es su villa.
Rencontrar
el final de aquella promesa.
Volver al
toro, a la estrella que brilla,
y
desposar a la dama de su corazón guardesa.
Romance
anónimo de finales del XIX
lunes, 17 de mayo de 2021
La campana de Huesca
El título XXII de la II partida, que en su epígrafe se propuso hablar de los almogávares, aunque después en el cuerpo de él no vuelve a nombrarlos, define cumplidamente así la traza de sus personas como su natural feroz y calidades. Por la lectura de estas leyes, de cuyo tenor se desprende que en Castilla se trocaba a veces la voz peón con la de almogávar, como se confunde con frecuencia el género con la especie si se habla sin gran distinción en otras materias, y los recuerdos que se encuentran en Muntaner, Desclot, Bagaz, Zurita y otros historiadores, se representa a la imaginación el tipo de aquellos soldados terribles. De estatura aventajada, alcanzando grandes fuerzas, bien conformado de miembros, sin más carnes que las convenientes para trabar y dar juego a aquella máquina colosal, y por lo mismo ágil y ligero por extremo, curtido a todo trabajo y fatiga, rápido en la marcha, firme en la pelea, despreciador de la vida propia, y así señor despiadado de las ajenas, confiado en su esfuerzo personal y en su valor, y por lo mismo queriendo combatir al enemigo de cerca y brazo a brazo para satisfacer más fácilmente su venganza, complaciéndose en herir y matar, el soldado almogávar ofrece a la mente un tipo de ferocidad guerrera que hace olvidar la idea del falangista griego y del legionario romano. Su gesto feroz parecía más horrible con el cabello copioso y revuelto que oscurecía sus sienes; los músculos desiguales y túrgidos se 7 enroscaban por aquellos brazos y pechos como si las sierpes de Laocoonte hubieran querido venir a dar más poder y ferocidad a aquellos atletas despiadados. Su traje era la horrible mezcla de la rusticidad goda y de la dureza de los siglos medios; abarcas envolvían sus pies, y pieles de las fieras matadas en el bosque le servían de antiparas en las piernas; una red de hierro, cubriéndole la cabeza y bajándole en forma de sayo, como las antiguas capellinas, le prestaba la defensa que a la demás tropa ofrecían el casco, la coraza y las grevas; el escudo y la adarga jamás la usaron, como si en su ímpetu sangriento buscasen más la herida y muerte del enemigo que la defensa propia: no llevaban más armas que la espada, que, o bajaba del hombro de una rústica correa, o se ajustaba al talle con un ancho talabarte y un chuzo pequeño a manera del que después usaron los alféreces de nuestra infantería en los tercios del siglo XVI: la mayor parte llevaba en la mano dos o tres dardos arrojadizos a azconas, que por la descripción que de ellos se hace, se recuerda al punto el terrible pillum de los romanos; ni los desembrazaban y arrojaban con menos acierto ni menos pujanza; bardas, escudos y armaduras, todo lo traspasaban hasta salir la punta por la parte opuesta. En el zurrón o esquero que llevaban a la espalda ponían el pan, único menester que llevaban en sus expediciones, pues el campo les prestaba hierbas y agua si no llegaban al término de ellas, o en las ciudades y reales enemigos encontraban después largamente todo género de manjares. La crónica manuscrita de Corbera, ocupándose del soldado almogávar, dice, entre otras cosas, que su vestido en invierno y verano era de una camisa corta, una ropilla de pieles y unas calzas y antiparas de cuero, abarcas en los pies y un zurrón, en que llevaban algún pan para su sustento cuando entraban por tierra de enemigos, que moraban más en las soledades y desiertos que en lo poblado; que comían hierbas del campo, dormían en el suelo, padecían grandes incomodidades y miserias; estaban curtidos de los trabajos; tenían increíble ligereza y gallardía; hacían continua guerra a los moros; se enriquecían con los robos y cautivos, y tal era su profesión y sus servicios. Todavía puede añadirse que para tales soldados nada era imposible o dificultoso. El río más caudaloso lo pasaban a nado; ni el rigor de la escarcha o el hielo, ni el ardor del sol más riguroso, hacían mella en sus cuerpos endurecidos; la jornada más dilatada y áspera era obra de pocas horas para ellos, y destrísimos en la lid, cautos cuando convenía, silenciosos a veces para ser más horribles en su alarido, llegado el caso, excesivos en sus saltos, muy ágiles en sus movimientos, y, por consiguiente, certísimos en los saltos e interpresas, al grito de ¡Hierro, hierro, despiértate!, azotando el hierro contra el hierro, o contra el suelo, toda misericordia estaba ya por demás. Tal fue la milicia de los almogávares, y tales los soldados que apareciendo en Italia para defender los derechos de la casa de Aragón a la corona de las Dos Sicilias, llenaron primero de extrañeza y luego de espanto a todas aquellas comarcas y a los capitanes y tropas que allí combatían.
sábado, 3 de abril de 2021
La Tronada, (LA RONDA DE BOLTAÑA)
Como el Moncayo sople verás un bajel navegar;
surcando la tronada, su rumbo buscar.
Bajel de nubes negras, bajel almogávar
¡déjame ir contigo por el ancho mar!.
Ancho mar de sueños que juntos soñamos tú y yo
-romper siento sus olas en mi corazón-.
Pon rumbo a Neopatria, o lee en mis labios:
la patria que sueñas se llama Aragón.
Tienes nombre de río, pequeña nación
agua del Pirineo que al mar no llegó.
Encontraste tu lugar , una tierra a la que amar
y has llegado a olvidarte del mar.
Somos un pueblo de agua en un seco país;
abrazados a un río queremos vivir.
No veremos nunca el mar como no echemos a andar
""¡Desperta, Ferro !"", ¡Que te oigan
tronar!
sábado, 28 de noviembre de 2020
El camino
miércoles, 7 de octubre de 2020
martes, 19 de mayo de 2020
lunes, 30 de marzo de 2020
barcos solitarios
(Irwin Yalom).
martes, 4 de febrero de 2020
sábado, 30 de noviembre de 2019
Cuando llegue el momento
jueves, 7 de noviembre de 2019
veremos quién vencerá
Julius Evola - "Rebelión contra el mundo moderno"