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Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque no confía en la rama, sino en sus propias alas.
U
siete vidas tengo, tengo siete vidas.
"Pasé por una cruzada y deseo que todos los señores feudales pasen por ella. Después de todo, un hombre está determinado por los hechos, no por las palabras. ¡Deus vult!" |
Cuando salté a mi primera pelea, no lo hice porque alguien me lo pidió. Fue la orden del corazón la que me empujó hacia adelante, del instinto de autodefensa, que se le da hasta a un gusano. Pero no por un instinto personal de conservación, sino por un instinto de protección del pueblo al que pertenezco. Codreanu |
"Cualquier hombre que intente ser bueno todo el
tiempo terminará yendo a la ruina entre la gran cantidad de hombres que no lo
son. Por lo tanto, un príncipe que
quiera conservar su autoridad deberá aprender a no ser bueno y usar ese
conocimiento, o prescindir de su uso, según las necesidades que se
presenten"
Nicolás Maquiavelo
Rondaba con trece años,
y era un humilde pastor
guiando al monte mayor,
con un mastín, mis rebaños,
Cuando un hombre con redaños
Un almogávar guerrero
Me prometió mil dineros
si embarcaba en su tartana
a la guerra siciliana
y allí blandía mi acero.
Y así aprendí aquella canción...
Cubierto con pobre cuero
Y con un coltell armado
De avanzadilla mandado
Al grito ¡Dispierta Fierro!
Tan distinto al de un cencerro
era el ruido del metal
que servían de coral
a los gemidos de agonía
cuando el contrario moría
Resonando en mi tozal
Nunca olvidaré aquella canción...
Dispierta fierro, dispierta fierro
Me volví para mi tierra
con el combate ganado
y el soniquete grabado
de los muertos en la guerra.
Con mí ganado en la sierra
no la conseguí olvidar.
Fui, detrás mons Aralar
En busca de bruja artera
que supiera la manera
de aquel triste son borrar
No logre olvidar esa canción....
Y me dio la bienvenida
aquella vieja hechicera
Con advertencia severa
para sanar las heridas
que desata la pasión
Y del saber amuleto
Pero no tengo el secreto
que haga olvidar la canción...
Nunca olvidaras nuestra canción
Dispierta fierro, dispierta fierro
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, almogávar mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!